Historia

WIK’UÑA, EL ORIGEN

Desde tiempos inmemoriales, los majestuosos Andes han sido testigo del profundo vínculo entre las Vicuñas y el hombre. Para las primeras comunidades, ésta era una especie divina que actuaba como nexo entre los mortales y los dioses, y por la cual sentían un profundo respeto. El desarrollo de estas comunidades se vio favorecido por el avance en la textilería, que se sofisticó con el uso de fibras vegetales, y por la crianza de camélidos, que llevó a los cazadores y recolectores nómadas a asentarse en un solo lugar. 

CRIATURA DE LOS DIOSES

Más adelante, los camélidos domesticados fueron utilizados en el trueque y el intercambio cultural con otras sociedades, y el arte textil se enriqueció con la delicada fibra de Vicuña, que permitía la confección de hilados, tapices y mantos de asombrosa belleza. La construcción de centros ceremoniales religiosos atrajo la atención de peregrinos de toda América, y la Vicuña asumió un papel preponderante como una especie divina, reverenciada y protegida por todos.

CULTURAS PRECOLOMBINAS

Nazca

Esta cultura prosperó en las áridas costas del sur del Perú, estableciendo una conexión única con las Vicuñas. Su espíritu innovador y vanguardista se reflejó en un legado artístico de cerámicas de inigualable calidad, que fueron altamente valoradas a lo largo y ancho del Perú antiguo.

Wari

Los Wari enaltecieron la rica tradición textil de los Andes, creando elaborados tejidos mediante los cuales rendían homenaje a sus dioses. Entre los diseños más característicos encontramos serpientes y felinos (considerados animales sagrados) y seres míticos como el venerado “Señor de los Báculos”.

 

Por otro lado, sus cerámicas perfeccionaron la herencia de las culturas Nazca y Tiahuanaco, y a través de motivos bioformos y geométricos reflejaron la relación especial que tenían con las Vicuñas.